Aún recuerdo como si fuera ayer
mi primer día de prácticas, era en una ingeniería y desconocía la tarea que iba
a realizar. Un cóctel compuesto por miedo, alegría y, sobre todo, nerviosismo,
paliaba cualquier capacidad de análisis de la realidad. Pues bien, mi primera
tarea fue completar en un programa de SIG, los datos de la luminaria de un
municipio de Jaén, es decir, tipo de lámpara, potencia, equipo auxiliar, etc.
Era el mes de junio de el año 2007 y el sector de la eficiencia energética
estaba emergiendo.
Y once años después, en el 2018,
tengo motivos y puedo justificarlo con mi experiencia de que a la eficiencia
energética le queda mucho por recorrer. Por ejemplo, en marzo de 2018 la Alianza
Europea de Compañías por la Eficiencia Energética en los Edificios (EuroACE) publicó un informe en el que
destacaba que “el 84 % de los edificios en España consume una
"excesiva" cantidad de energía y no aprovecha las ventajas de las
renovables”. Además, Endesa publicó un informe sobre el comportamiento
energético de las empresas en 2017 y dice que sólo el 18% de las empresas en
España han implantado medidas de eficiencia energética.
Aunque a lo largo de estos años
se ha hecho muchísimo, el párrafo anterior coincide con mi opinión personal,
que queda mucho por recorrer y el sector de la eficiencia energética es una
solución viable para comenzar una “aventura profesional”.
Actualmente existen numerosas
iniciativas para reducir los consumos energéticos, tanto para edificios como
para la industria, para las familias como para las empresas, pero la más
destacada es la Segunda Convocatoria del
Programa de Ayudas para la Rehabilitación Energética de Edificios Existentes
(Programa Pareer II) promovida por el Instituto para la Diversificación y
Ahorro de Energía (IDAE), y sus actuaciones son la mejora de la eficiencia
energética de la envolvente térmica, la mejora de la eficiencia energética de
las instalaciones térmicas y de iluminación, la sustitución de energía
convencional por energía solar térmica y la sustitución de energía convencional
por energía geotérmica.
También hay que destacar que la
administración está trabajando para promover la eficiencia energética a través
de varios requisitos legales, como son:
- Real Decreto 235/2013 de 5 de abril, en el que se aprueba el “Procedimiento Básico para la Certificación de la Eficiencia Energética de los Edificios”, que entró en vigor a nivel Nacional en mayo de 2013y obliga a las viviendas en venta o alquiler con duración superior a los cuatro meses deberán contar con un certificado de eficiencia energética.
- Real Decreto 56/2016, de 12 de febrero, por el que se transpone la Directiva 2012/27/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012, relativa a la eficiencia energética, en lo referente a AUDITORÍAS ENERGÉTICAS, acreditación de proveedores de servicios y auditores energéticos y promoción de la eficiencia del suministro de energía. Y establece que las grandes empresas están obligadas a realizar una auditoría energética.
Y para finalizar existen
directrices voluntarias para mejorar de forma continua el desempeño energético
de una organización, como es la Norma
Internacional ISO 50.001:2018 referente a los Sistemas de Gestión
Energética y cuya actualización se produjo hace unos meses.
En definitiva, la conclusión a la
que podemos llegar es que, tenemos todas las herramientas disponibles para
orientar nuestra profesión a la eficiencia energética. Infinidad de proyectos
por realizar que, o bien deben de cumplir un requerimiento legal, o iniciativas
procedentes de la administración, que colaboran con una cantidad económica a
fondo perdido o una financiación asequible, pueden resultar ser viables como
medida de mejora de ahorro energético.
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